Identidad Local


  “Identidad Local”, nombre de la actual exposición, que se presenta en la sala de arte La Palmilla Oriente, cuya composición da a conocer parte del trabajo de dos artistas visuales de la localidad de Paine, territorio que ellos han apropiado con sus paisajes, colores, dolencias e historias y que han utilizado como temática de su arte. Oscar González Galaz y Juan Sepúlveda Galaz son sus nombres y ambos artistas convergen en el fondo de lo conceptual de su trabajo, pero se disocian en la forma de expresión de la técnica artística que desarrollan, siendo, en esta ocasión, para uno el grabado y para otro la pintura, respectivamente.

Este fondo está compuesto por la experiencia misma de los artistas y la observación crítica, si se logra, del entorno que está conformado por la presencia de aquellos rostros y personas que pasan en el anonimato del día a día, personas que se presentan como un motivo de la creación artística, son  “modelos que trabajan, se levantan cada mañana a luchar por su familia. No tienen ensoñación, sino que un balde de carne y sudor” (Juan Sepúlveda).

Otro componente de este  fondo son los momentos vividos en su infancia y adolescencia, instante en que ambos señalan es el punto de inflexión que los guiará hacia una mirada detenida sobre aquello que los rodea “Ciertamente he estado relacionado con la imagen del campesino, imagen icónica de las comunidades rurales y principalmente de Paine, localidad a la que pertenezco. Mi familia, hasta la generación de mis padres siempre se ha ganado la vida trabajando en el campo y es aquí que comienzo a relacionar mi trabajo con estas experiencias y lo  relaciono con mi hacer del grabado. También hay otras cuestiones que marcan mi localidad en mi obra, como por ejemplo la serie de choferes que de hecho estará en la exposición (obra que realicé mientras estaba estudiando en la universidad).  Esta serie pretende plasmar lo rutinario del viaje que significaba el trasladarme a diario desde Paine a la universidad y a la vez lo rutinario del chofer al realizar todos los días el mismo recorrido, entre muchas otras cosas” (Oscar González).  En el  caso de Juan Sepúlveda, la detención de la mirada lo lleva a descubrir una realidad a veces desapercibida, “Tenía 15 años y trabajaba en el campo, justo uno donde terminaban los caminos de tierra de un fundo. Limpiando acequias con una pala recuerdo haber conversado con un viejo que no sabía leer. Le pregunte porque no aprendía, que como hacía para viajar a Santiago u otras partes. Y él me respondió; por los colores, cada destino tiene un color diferente. Ese día solo me dediqué a mirar las nubes y los cerros, los campos amarillos y las culebras que el sol dibuja a las tres de la tarde”

Dada la convergencia de los artistas, hablaremos de aquello que los distancia en el quehacer del arte, esto es, la técnica que han abrazado como vehículo de su expresión.

En el caso de Oscar González, desarrolla su trabajo desde el grabado, que le ha ”[otorgado] infinitas posibilidades de expresión a través del dibujo, la línea, la mancha y que cada técnica posee cualidades muy características que no encontré en ninguna otra disciplina artística hasta el momento”. (O. González) Por medio de esta práctica ha logrado generar una especie de analogía, entre aquello que le ha motivado a recoger de la realidad vivida para su desarrollo artístico y su técnica, esto es, hacer surcos tal y como lo hace su abuelo al arar la tierra, él ara la madera con el movimiento incisivo de la gubia para dar forma cognocible a la idea que ha deseado visibilizar, en sus propias palabras; “en este caso puntual, la xilografía me permite establecer una cierta comparación entre el acto de tallar la madera con el acto de cavar un surco en la tierra, en la xilografía la gubia es como una extensión de mi mano que construye surcos, caminos que tallan muy planificadamente un dibujo a través de la madera para producir una imagen como el campesino junto con su pala crea canales perfectamente diseñados para funcionar como abastecedores de agua para las siembras y además como mayor comparación el hecho de tan solo realizar trabajo con las manos, formas de ganarse la vida que cada vez quedan más obsoletas.” (O.González)

 Por parte de Juan Sepúlveda, en cambio, ha optado por la pintura por considerarla un leguaje más presente en el imaginario de las personas, por funcionar como “el juego del espejo y la ventana. Todo se ve y se mira a través de ella”. Desde aquella experiencia de su juventud ha mirado la vida atravesada en colores y ha buscado poder otorgar esta cualidad a aquellos que por consecuencia de tener un pensamiento diferente, han sufrido la violación de sus derechos más fundamentales quedando metafóricamente en una dimensión sin colores. Ésta es su temática y su territorio es el continente de la sustancia que ha librado del olvido y el velo que la centralización ha puesto sobre aquellos hechos que afectaron a toda una nación.

En fin, si bien el hombre pertenece a la humanidad en cuanto pensamientos y hechos que les han afectado, no podemos eludir la evidencia de que cada hombre y mujer sujeto a su terruño, ha adoptado formas, ideas, imaginarios que constituyen su identidad local.


Paulina Marquez, Loreto Sanchez.