Cosas que parecen otras



Es fácil dejar de fumar. Yo lo he hecho mil veces…
Mark Twain.


El mundo material está compuesto por objetos, materias que toman forma para dar forma a lo que nos rodea, configurando un paisaje que se manifiesta en el cotidiano y en lo inusual, es decir, se nos presentan en el día a día, en nuestros trabajos, en nuestro hogar así como en momentos de tránsito, cuando estamos de paseo o caminado por algún lugar. Se manifiestan como una presencia de un pasado presente de nuestra vida y la de otros, revelándose como una evocación toda vez que nos enfrentamos a un objeto constituyente de nuestro diario vivir. Los objetos son la mediación entre el mundo inmaterial y el mundo natural, estas formas tienen una connotación y significación dada por los sujetos ya sea en un consenso socialmente establecido o como una idea personal. Aquellos permanecen de forma estática acaso invisible y reducida para la función que fueron creados pero, si son puestos o expuestos en otro contexto entonces, toman una nueva significancia.

Estos objetos que fueron pensados con una utilidad técnica tienen un uso reiterativo que los hace desgastarse hasta llegar a su fin para luego ser reemplazado por otros objetos que cumplen el mismo ciclo. Aquí quisiéramos detenernos un poco. Si observamos el mundo nos daremos cuenta que éste se rige por ciclos, es decir, la tierra tiene un ciclo con el sol, nuestra vida tiene un ciclo, la siembra tiene un ciclo, el ciclo económico, el ciclo lunar, etc. entonces no es de extrañarse que el comportamiento humano sea cíclico basado muchas veces en paradigmas que, a través del consenso y aceptación junto con un poco de determinismo temporal y espacial, han configurado el comportamiento socialmente aceptable con todo lo que esto implica con sus normas morales y éticas.

Luego, si entendemos ciclo como una vuelta, como algo que retorna, diremos que el modelo de comportamiento requiere un estímulo más grande para saborear el paradigma ideal. La razón es que cada ciclo aumenta nuestra resistencia al cambio.

El artista visual Adolfo Martínez presenta su exposición “cosas que parecen otras” en la sala de arte La Palmilla Oriente, compuesta de instalaciones e imágenes cuyo síntoma es el retorno, el ciclo, la vuelta. En su trabajo se manifiesta este constante ir y venir de los objetos, de las personas, de las historias, pues él mismo se encuentra en un permanente transitar por el limbo de la pertenencia; de su raíz a su raigambre personal.

De los artefactos e imágenes que Martínez presenta en esta ocasión, tomaremos dos de ellos como ejemplo los cuales se mueven en la dualidad de lo rural y lo urbano, y al ser “recogidos” son desplazados de su contexto original para ser presentados como una nueva expresión de la misma materialidad.

Estos objetos perpetuos cuya interacción nace del estado onírico del artista como una especie de cruce entre lo real y el mundo que pertenece al orden psíquico, son una artesa, que se entiende como un objeto que tiene una asociación local con el territorio rural y marginal urbano, con una proyección de un hombre que navega sin fin en una balsa dentro de una laguna, este hombre ayudado de un palo para su navegación, no logra salir de ésta, como si la perpetuidad del acto fuera un destino manifiesto, inacabable, infinito y permanente. Un velador, que contiene un remolino de agua que es como una pesadilla perpetua, un espiral hipnótico de agua oscura que contraviene su propia naturaleza pues al ser su sitial el lado de la cama y su labor, velar el sueño, termina siendo un eterno retorno que se violenta sobre su propio giro.

Es indudable que el mínimo común denominador de estos trabajos es el giro que se presenta como ciclo pues en el momento mismo de acabar comienza otra vez, dando la sensación de permanencia pero de una permanencia persistente, estancada distante de aquel sentimiento íntimo del hombre de querer permanecer como resultado de la trascendencia cuya proyección del ser existe para siempre. Es entonces que un velador deja de velar, un remo deja de ayudar a avanzar y la continuidad de ellas devela la inmutabilidad de que son presos, en este respecto, estas cosas parecen ser otras cosas…



Paulina Márquez, Loreto Sánchez.