Inauguración Sala de Arte La Palmilla Oriente


  Pensar en un texto que abre un ciclo de muestras artísticas en La Palmilla Oriente es difícil principalmente porque podría hacerlo con uno lleno de poesía forzada y palabras elocuentes que llenen páginas y páginas buscando señalar a esta exposición como una gran muestra defendiéndola verbalmente ante la opinión de los potenciales asistentes a la misma. Sin embargo, creo que la escritura de este texto debe ser más sencillo y se me hace más simple en la medida en que la misma iniciativa es albergada en un espacio que se encuentra lleno de poesía y de narrativas que han sido leídas por algunos artistas a partir de la experiencia vivencial y cotidiana en la Palmilla Oriente como también la lectura de las más diversas experiencias que han sido levantadas en torno al espacio desde los mismos vecinos y la organización barrial, en donde artistas pusieron el ojo para trabajar, junto a la gente de la población en torno a temas de memoria, recuperación del barrio y de cómo nos podemos relacionar con un barrio que ha ido recuperando su historia con experiencias artísticas que han sido propiciadas por algunos artistas. 

      Un espacio que años atrás funcionaba como un almacén, atendido por un caballero que buscaba ganarse la vida con el impulso de la pequeña economía que dinamizan los barrios del país. El almacén que dejó de ser el almacén de la esquina se convirtió en un espacio que buscaba ser usado y es entonces cuando surge la idea de usar el lugar como un lugar de recuperación de la historia del barrio, de memoria y de resistencia ante todos los aparatos que buscan hacer desaparecer a barrios como estos.

      Es con la apertura de la sala Palmilla Oriente que se gesta un espacio en donde se hace carne el discurso deselitizador del arte en tanto se piensa como un lugar ubicado en el corazón de una población que se ha resistido a la maquinaria inmobiliaria y a la especulación macabra del suelo, jugando a los edificios que buscan tocar el cielo y por supuesto, se ha resistido al comercio del retail que busca que las personas, entendidas como consumidores, compren con el dinero que no tienen para gastar. Así, la vida de barrio integra un nuevo elemento a su cotidianeidad que es el arte y la gestación de un espacio exhibitivo que dará la oportunidad para revisar obras de artistas que han querido participar de este lugar, como también jóvenes que están saliendo y tienen nuevas ideas para aportar a la producción artística. Además, la agenda contiene la participación especial de personas que se han atrevido en el campo de la producción artística y que son parte de la misma conformación de este barrio de Conchalí, generando una integración real entre la sala de exposición y la vida barrial.

     Por último, me gustaría decir que los discursos muchas veces gestados en asambleas de estudiantes o en los talleres que buscan modos de hacer circular e integrar a las personas de verdad a la producción artística, se comienzan a ver materializados en instancias como ésta donde el almacén que históricamente ha servido para la reunión y comunicación de los vecinos sirve, en esta oportunidad, para la creación artística y esa misma comunión en el mismo lugar a la misma hora que la gente se reúne para “ir al pan”. Así, este espacio surge como alternativa a poca extensión universitaria y la vinculación con el medio que no son impulsadas desde la Universidad y muy escasamente desde los estudiantes.



Danae Díaz Jeria.